lunes, 13 de julio de 2015

¿La palabra “publicidad” cayó en desuso?

¿Qué tiene de malo la publicidad? No nos referimos a la industria (aunque hay mucho debate en torno de ella), sino a la palabra “publicidad”. Porque es el negocio en el que estamos, pero cada vez la oímos pronunciar menos en estos días. En lugar de eso, escuchamos decir cualquier otra palabra menos ésa.
Sean Cummins, fundador y CEO global de la agencia Cummins & Partners, se plantea estos interrogantes en un artículo de la revista Advertising Age y formula algunas reflexiones que nos parece interesante compartir y debatir con nuestros lectores.

“¿Se habrá convertido la palabra “publicidad” en el “Macbeth” de la industria publicitaria? ¿En una palabra “mufa”? En el mundillo teatral, hubo una superstición de que esta obra de Shakespeare -como la ópera de Verdi “La fuerza del destino”- son portadoras de mala suerte. Pero era una superstición. Seguramente nosotros no tenemos la misma preocupación con la palabra “publicidad”. ¿O sí?
Tal vez podamos rastrear el inicio de la negación a la palabra publicidad en la industria misma si nos remontamos a los últimos años de la década de los ‘90, cuando Saatchi & Saatchi Advertising decidió cambiar su nombre por el de Saatchi & Saatchi Communications. No recuerdo haber pensado demasiado en eso como simbolismo en ese momento, pero con el tiempo comencé a notar que en la “limpieza” etimológica la palabra publicidad parecía casi haber desaparecido de nuestro vocabulario.
Un día desperté y ví que “publicidad” había sido reemplazada por nuevas palabras. Pero no me di cuenta de eso hasta que me encontré tratando de entender que es un “branded content”. Aunque…un momento, ¿acaso no es el branded content… publicidad?
Por supuesto que lo es. Pero desgraciadamente, si le decimos así, ocurre que el branded content no parece tan brillante, sexy y novedoso.
Eliminando la palabra “publicidad” de nuestra industria, parece que cualquiera con una cámara y un programa de instrumentos gráficos para sobreimprimir un logo puede estar en la industria antiguamente conocida como Publicidad. Porque están haciendo branded content. Lo que es como decir que yo filmé algunas escenas de un cantante callejero que golpea platillos con sus rodillas en mi Samsung Galaxy S4 y eso ya me convierte en un director de cine (dicho sea de paso, ¿estaba mencionando al fabricante de mi teléfono disfrazado de contenido nativo? ¿Fue eso, acaso, un “chivo”? ¿Hubo un pago por el contenido? ¿Una estrategia para influir en la gente?) Samsung, Samsung, Samsung.
No entiendo por qué la palabra “publicidad” está desapareciendo de nuestro léxico. Porque nada de lo que veo por allí es una excepcional o innovadora publicidad. Es una cosa diferente. Pero no es publicidad. La buena publicidad hace que usted haga algo: no pasivamente sentado y consumiendo, sin otra compulsión que hacer un “view”, un “like”, o a lo sumo un “share”.
Estoy por matar a un par de frases que alguna vez dijo alguien acerca de la televisión. Eran así: “La televisión es como una goma de mascar para los ojos. Aburrida, sin sabor e indigerible”. Y “a la televisión se la define como un medio. Porque es raro que haya algo completamente bueno en ella”.
Esos epítetos fueron pronunciados contra la calidad de la TV durante sus mejores tiempos. Que, según dicen algunos, ya han pasado. Si la TV ha muerto prematuramente y fue enterrada o no, lo mismo podría decirse de cualquier forma de branded content. Existe un riesgo real de que el branded content esté tratando de hacer el trabajo que solía hacer la TV: proveer de entretenimiento que es esporádicamente auspiciado por la publicidad, pero -obsérvese esto- todo en uno. Guau. Hablando de “nuevo y mejorado”…
El entretenimiento debería ser entretenimiento. Y las piezas auspiciadas deberían hacer lo que hacen mejor: promover (sin descanso y sin tener que disculparse) la marca del cliente en una forma tan convincente que motive el cambio de la conducta y la acción. En breve, la gente ya no sabrá si comprar el producto o el mensaje. Cuando usted mira TV, sabe cuándo llegan los avisos, porque son avisos. Pero apartarse del poder y la fuerza del estilo publicitario es renunciar a una fuerte verdad sobre la naturaleza humana: la gente no compra verdaderamente cosas; consigue cosas que se venden. Y todos amamos las ventas. Todos.
El branded content ha sido llamado –y yo odio esta expresión- “storytelling”, que es algo lindo y de buen significado. Pero atención: será mejor que la historia sea buena. Porque de otra manera es una anécdota sin un propósito. Como las que se escuchan en los cócteles todo el tiempo. Una historia o un gag, por buenos que sean, no logran asociarse a la marca si ésta recién aparece como un logo al final del comercial.
La publicidad es una poderosa combinación de comunicación, arte, psicología e intuición. Apunta a vender. No a contar. Y vender es una habilidad que requiere un resultado: la compra.
Quiero que la palabra “publicidad” se reinserte en el frente de todo lo que hacemos. No que sea silenciada como si fuera una extraña expresión de un polvoriento pasado. Dejemos eso para palabras como “televisión color” o “cassette”.
No sé usted, pero cuando yo tengo que llenar un formulario que pregunta cuál es mi ocupación, no escribo director de medios sociales o generador de contenidos. Escribo “publicidad”.”
Fuente: Advertising Age

Para ilustrar esta nota elegimos este comercial mexicano que nos parece un claro ejemplo de una historia simpática y bien contada, pero absolutamente inseparable del producto que promociona.