Un espacio para reflexionar sobre lo que estás haciendo o dejando de hacer con tu marca. Novedades, nuevas tendencias y opiniones sobre distintos aspectos de la comunicación publicitaria. Para estar de acuerdo o polemizar. Para discernir entre lo que funciona y lo que es sarasa. Para ayudarte a entender mejor a tu agencia y hacer que ella te entienda mejor.
lunes, 28 de diciembre de 2015
martes, 17 de noviembre de 2015
¿QUÉ DIFERENCIA A LA PUBLICIDAD DE PRODUCTOS AGROPECUARIOS DE LA PUBLICIDAD DE OTROS PRODUCTOS?
Considerando que somos una agencia
que desde hace más de 15 años se halla focalizada especialmente en la
comunicación para empresas del sector agrícola y veterinario, la respuesta
puede parece paradójica: nada.
Y sin embargo, no lo es. Permítanme
explicarlo. Y para ser claros, nada mejor que empezar por el principio.
LO QUE VA DE AYER A HOY
Hace dos décadas, si un creativo
publicitario hojeaba una revista dirigida al sector rural, le daban ganas de
hacerse el harakiri. El panorama era
desolador: avisos donde la creatividad brillaba por su ausencia, falta de
concepto y de identidad gráfica, titulares que parecían dictados textualmente
por el anunciante, logos desmesuradamente grandes (que seguramente también
respondían al mandato del anunciante, y para peor diseñados por algún sobrino
al que se le daba bien el dibujo), multitud de elementos gráficos abigarrados
como si hubiera que justificar cada centímetro pagado, tipografías de una variedad
de familias como sólo pueden verse convivir en un conventillo, fotos obvias y
un largo etcétera de desatinos.
Hay que admitir que en los últimos
años ha habido una evolución. Muchas marcas cambiaron la consideración de este mercado
y empezaron a utilizar nuevos códigos de comunicación y conceptos estéticos. Se
profesionalizaron y empezaron a recurrir a profesionales para manejar la identidad
y la imagen de sus marcas. Muchas comprendieron que el hombre de campo dejó de
ser hace rato el campesino que no conoce la vida urbana y pronostica el tiempo
con sólo mirar el cielo. Advirtieron que el hombre rural de hoy combina lo
tradicional y lo costumbrista con lo tecnológico e innovador. Entendieron que la
gente del campo cambió hasta en su forma hablar, pero ¿cambiaron el lenguaje en
que les hablan?
Posicionamiento, branding,
extensión de línea, son palabras que cada vez suenan más en las oficinas de
aquellas empresas que decidieron hacer punta. Las que han comprendido la
importancia de la valorización de la marca, la planificación estratégica, los
sistemas de identidad visual. La importancia de utilizar medios no
tradicionales, y hasta de desarrollar campañas institucionales, algo impensable
hasta hace poco tiempo en este mercado. Hay una tendencia evidente a llenar de
contenido y valor a las marcas, en lugar de vender un commodity.
Las empresas líderes ya están en la era del
marketing. Pero si tomamos a todo el sector en su conjunto, vemos que todavía
queda mucho por hacer.
Falta una
apuesta más decidida por la creatividad, por mensajes más simples e
impactantes. Falta trabajar con planificación estratégica, con más
investigación y menos subjetividad. Falta un mayor
conocimiento sobre las posibilidades del mundo virtual.
Hay agencias profesionales y conocedoras del
terreno, pero sobran improvisados. Las revistas
sectoriales, con honrosas excepciones, siguen desestimando la importancia de
una diagramación ágil y atractiva, una impresión de calidad e incluso una buena
comunicación con los responsables de pautar medios como una herramienta para
agregar valor a una publicación. Y en los canales de TV orientados al campo se
nota la falta de recursos técnicos y creativos que brinden un contexto adecuado
a los nuevos mensajes.
Con tan solo echar una mirada y
analizar las herramientas que las empresas agropecuarias utilizan
frecuentemente en marketing saltan a la vista errores elementales, que delatan
que aún nos encontramos en una etapa de marketing adolecente.
ENTONCES, ¿CUÁL ES EL SECRETO?
Está claro que los productos destinados
al sector agroganadero presentan algunas diferencias con los productos de
consumo masivo que exigen a las agencias, sin duda, un mayor grado de inmersión
en el tema. Pero a la hora de comunicar, las diferencias no existen, no hay
ninguna fórmula secreta para promocionar este tipo de productos y servicios.
Sucede que aún hay empresas
anunciantes y agencias que no han entendido que sólo se trata de utilizar las
mismas técnicas y códigos de comunicación que los productos de consumo masivo
vienen aprovechando desde hace décadas.
La fórmula del éxito, en cualquiera
de los casos, sigue siendo la misma: elegir una agencia profesional y
responsable, trabajar con ella codo a codo y con confianza. Conocer el mercado
y saber qué está haciendo la competencia, analizar las fortalezas y debilidades
propias y ajenas. Definir una estrategia sólida y coherente, que llegue a la
agencia a través de un brief claro, simple y creativo, donde también ella pueda
hacer sus aportes. Delinear un target que no se limite a una estratificación
por poder adquisitivo, sino que incluya variables psicográficas. Establecer un
posicionamiento diferenciador (¡y no cambiarlo mientras funcione!). En palabras
más simples: transmitirle a la agencia QUÉ se quiere comunicar y a QUIÉN se
quiere comunicarlo, para que la agencia dilucide CÓMO conviene comunicarlo.
Nunca está de más recordar que:
- Todo mensaje publicitario eficaz está basado en 2 elementos: IDEA y CONCEPTO.
- Concepto es la consigna básica alrededor de la cual girarán las piezas de comunicación.
- El trabajo de conceptualización es una reflexión sobre la información disponible, para decidir qué será primordial y qué accesorio en nuestro mensaje. Conceptualizar es buscar el fundamento racional sobre el que se apoyará la tarea creativa.
- La idea es el mecanismo o recurso creativo al que se apela para comunicar determinado concepto publicitario en forma diferenciadora, original y distinta. Es un juego intelectual, una asociación, una comparación. La idea es la expresión creativa del concepto. Como decía David Ogilvy: “A menos que su campaña contenga una gran idea pasará desapercibida como un transatlántico en la oscuridad”.
CONCLUSIÓN
Es necesario un mayor entendimiento entre
empresas y agencias para construir marcas más amigables y cercanas a la gente,
con mensajes más atractivos que no subestimen la inteligencia del receptor.
El marketing agropecuario
demanda dedicación y atención profesionalizada con el objetivo de evitar
errores que terminan siendo un gasto y no una inversión. Y para ello hace falta
dotar a las acciones de un enfoque más audaz y actualizado en lo que respecta a
la aplicación de inteligencia estratégica.
Si todos estos pasos se cumplen, los
mensajes serán coherentes y llegarán a quien deben llegar. La imagen de marca
será unívoca e inconfundible. La marca empezará a conversar con sus clientes en
lugar de monologar. Dejaremos de buscar la fórmula de la viralidad para
concentrarnos en la generación de contenidos relevantes. Obtendremos mayor share of mind y mayor share of market. No hay productos más
difíciles de comunicar que otros, todos los son. Cuando anunciantes y agencias
dejemos de pedirle peras al olmo y hagamos lo que cada uno tiene que hacer, los
resultados no tardarán en llegar.
Las
piezas que ilustran esta nota han sido creadas y producidas por Lorem ipsum.
viernes, 2 de octubre de 2015
Relaciones cliente-agencia: ¿matrimonio duradero o aventura de una sola noche?
Hasta mediados de
los años 80, la relación entre
agencias de publicidad y clientes tenía una duración media de entre 7
y 8 años. A finales de los 90, pocos “matrimonios publicitarios” duraban más de
5 años. Y hoy en día, salvo honrosas excepciones, la mayor parte de las agencias
tienen suerte si logran retener a sus clientes durante más de 2 años.
Las relaciones
entre agencias y clientes parecen haber pasado de ser largos romances para
convertirse simplemente en “aventuras de
una sola noche”.
1. Exigir a la agencia la completa inmersión en el negocio de su cliente. Los buenos clientes abren de par en par las puertas a las
agencias y comparten con ellas toda su información, tanto buena como mala, para
facilitarles al máximo su trabajo.
2. Compartir información con la agencia a todos los niveles. Cuanta más información comparta el cliente con la agencia, mayor
será la contribución de ésta al desarrollo de su negocio. En la relación entre
agencia y cliente no está implicado única y exclusivamente el director de
marketing del cliente, sino la empresa en su conjunto. A veces, los niveles
gerenciales de la empresa que están más en contacto con los consumidores pueden
aportar datos jugosos que no siempre aparecen en las investigaciones.
3. Involucrar al CEO en la relación con la agencia. Cuando se toman grandes decisiones -y las decisiones de marketing
indudablemente lo son- la persona que está en la cúspide de la empresa debe
estar necesariamente al tanto de ellas.
4. Hacer partícipe a la agencia de las estrategias del cliente. Un punto de vista externo puede aportar una visión novedosa y
original de un problema. Para reforzar el alcance de sus objetivos, el cliente
debería darle a la agencia la oportunidad de realizar contribuciones a nivel
estratégico. Se supone que ambos son socios y, por lo tanto, cuando mejor le
vaya a uno de ellos, mejor le irá al otro.
5. Establecer objetivos claros y medibles con la agencia. El establecimiento de objetivos es una labor conjunta que atañe
tanto al cliente como a la agencia. De esta manera, se evitarán después
posibles malentendidos. La primera medida a tomar en ese sentido es partir de
un brief sólido y consensuado entre ambas partes, que servirá luego para
evaluar las ideas presentadas por la agencia con el menor margen de subjetividad.
6. Ser valiente. No hay que tener miedo de darle
poderes a la agencia para explorar soluciones innovadoras que vayan más allá de
la “zona de confort”. Es preciso ofrecer a la agencia la oportunidad de probar
sus ideas y apoyar esas ideas dentro de la organización. De lo contrario, usted
estaría desaprovechando el principal capital de una agencia: la creatividad.
7. Dar un margen de error a la agencia. Para que la
relación entre agencia y cliente sea fructífera, es preciso que el segundo
permita a la primera fallar de vez en cuando. De esta manera, se refuerza la
confianza de la agencia, que puede así pensar a lo grande, sin la presión que
representan las críticas constantes a su trabajo.
8. Celebrar los éxitos. La motivación es fundamental
en cualquier trabajo, y más aún en aquellas tareas, como las creativas, donde el
grado de involucramiento y exposición personal son muy altos. Cuando la agencia
aporta grandes ideas al cliente, éste debería celebrarlas. Elogiar a la agencia
ante un éxito es una manera eficaz (y económica) de incentivarla.
9. Apoyar financieramente a la agencia. Cuando
trabaja con una agencia, el cliente debe ser realista y tomar conciencia de los
recursos materiales que exige la consecución de los objetivos que le plantea a
la agencia. De lo contrario, la agencia se verá forzada a efectuar recortes o a
contratar personal de menor categoría y su creatividad se verá así notablemente
mermada. Las
agencias necesitan tiempo, dinero, espacio, libertad y estímulo para hacer de
sus ejecuciones algo grandioso. Es increíble la frecuencia con que un cliente,
después de "comprar" una idea, se decepciona con la ejecución.
10. No confundir los roles. Las
ideas y campañas excitantes hacen que todos los que están trabajando para la
marca también se exciten. Participe, colabore, pero no se exceda. Proponga pero no
imponga. El cliente debería respetar la experiencia y el profesionalismo de su
agencia si quiere ganarse su respeto. Para ejemplificarlo con la frase de un
viejo publicitario: “Para qué comprarse un perro si tiene que ladrar usted”.
Fuentes consultadas: http://www.marketingdirecto.com/
jueves, 10 de septiembre de 2015
Cómo hacer para que su agencia no lo odie.
Lesya Lysyj, ex CMO de Heineken,
expresidente de
Weight Watchers North America y exejecutiva de marketing en Mondelez International y
Cadbury, nos ofrece algunas sugerencias para
convertirse en un mejor cliente. Y obtener mejores resultados de su agencia.
Todos
vivimos alguna vez esta situación: usted hizo un brief para su agencia, esperó
un tiempo que pareció ser eterno, y finalmente llega el día en que verá el
asombroso trabajo que va a impulsar su marca hacia la grandeza. Pero lo que
llega es un mamarracho y ahí le vienen las ganas de decir: “Esto es basura.
Regresen y tráiganme algunas nuevas ideas”.
No
importa que tan seductor haya sido usted y con qué amabilidad haya dicho todo
eso, seguramente ellos lo estarán odiando. Y posiblemente sea su culpa, no la
de ellos. No es difícil ver por qué. El trabajo de los creativos es hacer
trabajos. Por eso necesitan encontrar un camino para llegar a la meta final.
Así,
como un buen jugador de póker, usted estará buscando claves, y a veces tendrá
que trabajar duro para encontrarlas. Yo creo firmemente en el hecho de que cada
uno que interactúa con usted está evaluándolo y pensando qué cosa le va a
comprar. Y, como cuando se trata de un par de zapatos, están pensando en si
usted es una sensata compradora de mocasines o una chica Converse, y su trabajo
reflejará ese pensamiento.
Esto
es difícil. Realmente difícil. Así que nunca estaré segura de que mis agencias
no me odian en secreto (he trabajado con algunos jugadores de póker realmente
buenos). Por eso aquí está lo que he aprendido y que puede ayudar a ser un
mejor cliente.
Cuéntele sus problemas a su agencia.
Usted
ha pedido su ayuda por una razón. ¿Por qué, entonces, fingir que ya conoce la
respuesta? Ellos son solucionadores de problemas. Y de problemas creativos,
cosa que usted probablemente no lo sea. Mucha gente de marketing siente que
está fallando si no tiene todas las respuestas. En el directorio usted necesita
mostrar que conoce bien lo suyo. Pero frente al equipo de la agencia debería
ser honesto. ¿Por qué no ser “totalmente loco” y preguntarles qué piensan? No
les pida que construyan un puente, dígales que necesita cruzar un río.
Páseles un buen brief.
Tras
analizar miles de campañas publicitarias y tests de ejecuciones, lo que surge siempre
es simple de diagnosticar, pero difícil de conseguir: los grandes avisos llegan
de un fuerte y compacto brief creativo. Tanto las brillantes ideas como los
fiascos o las aburridas campañas promedio, todas tienen un alta correlación
entre esos resultados y cuán fuerte fue el brief. La creatividad pobre está muy
a menudo originada en briefs vagos o demasiado amplios, que dejan librado a la
imaginación de la agencia qué cosa están pensando los consumidores y dónde se
ajusta la marca en sus vidas.
Deje que su agencia le ayude a
definir el brief.
Conozca a sus creativos
personalmente.
Admitámoslo:
los creativos son más “cool” que nosotros. Pueden aparecer en una presentación
creativa en bermudas, por ejemplo. A mí me encanta interactuar con creativos.
Los encuentro genuinos, divertidos y súper talentosos para algo que yo no
podría hacer nunca. Si usted no se siente intimidado por ellos, podría intentar
hacer lo mismo. Trate de hablar directamente con los leones, no con el dueño del
circo.
Dígales lo que realmente
piensa.
Asegúrese
de encontrar la forma de darles una clara dirección a los creativos. Esto
significa elegir a un par de caballos en la carrera y no hacerles retroceder y
volver a hacer todo. Figúrese que hay un grano de una buena idea que puede
haber sido ejecutado en forma errada. Si usted no tiene el sentido de la
intuición (puede no tenerlo, por eso no trabajamos en agencias), encuentre a
alguien de su equipo que lo tenga y escucha a los creativos. Me he visto varias
veces en una situación donde la persona más joven gustaba de una ejecución que
no agradaba a los demás, y esa terminó siendo la elegida.
Ah,
y por favor, deles a ellos su reacción visceral. Reaccione, ríase, haga gestos.
No les dé una correcta respuesta estudiada. Si usted dice “me gustó el número 3,
odié el número 2 y pienso que el número 1 tiene potencial”, ellos se pondrán de
pie y lo besarán. Si usted no sabe, dígalo y cuente por qué. Alguien me dijo
una vez que los mejores clientes son los que, cuando están en una reunión, no
se puede distinguir quiénes son ellos y quién es la agencia.
He conocido casos en que un plan de medios tuvo 45
cambios en seis meses. O de alguien que le envió a la agencia el trabajo
cuarenta veces por mail para cambiar unas pocas líneas de copy. Cuarenta veces.
¿Se puede esperar que su agencia lo ame y lo respete después de esto?
Ah,
y un último consejo: disfrute. Usted tiene uno de los mejores trabajos del
mundo, aunque no vaya a una reunión en bermudas. Usted es parte real de la
creación de algo. Y eso es muy cool.
Fuente: Advertising Age
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